Mi primera Webcam
Cada momento de tranquilidad en la oficina, cada momento de descanso, lo aprovechamos para subir rápidamente a la casa y hacer el amor desenfrenadamente.
Eso sin contar las veces que nos quedamos directamente en el sofá del salón acurrucados viendo la relevision o hablando.
¡Carlos cocina casi todos los días y lo hace y bien!
Después de cenar, nos sentamos en la terraza con unas cervezas o un vinito y hablamos hasta tarde, sobre cosas triviales.
¡Siempre tenemos temas de conversación!
Carlos ha comprado una computadora nueva para la oficina y la suya la hemos subido a nuestra habitación, desde donde a ve- ces contestamos a algún correo electrónico para no tener que bajar a la oficina, aprovechando asi aun mas el tiempo en la cama.
A veces vemos películas en ella ya que e encuentra justo en- frente de la cama y tiene una pantalla grande con unos altavoces sistema surround.
Esta noche, después de una cena riquísima, nos sentamos nuevamente en la terraza, con unos Gin-Tonic bien cargadito.
¡Creo que Carlos los ha cargado a propósito!
Esta noche, Carlos vuelve a tocar el tema de las fotos que vi en su computadora.
Durante la conversación y de manera totalmente natural, me dice de repente - Cuando te sientas con animos de hacerlo me lo dices y lo organizo.
Me da vergüenza hacerlo, aunque si siento muchísima cu- riosidad.
En varias ocasiones, Carlos me ha propuesto que comence- mos de una manera mas “Light”, así que esta noche le digo: - ¿Y que propones para hacerlo de una manera mas “Light” como lo llamas tu?
- Pues mira, podriamos contactar con alguien por MSN y poner la camara para vernos o si lo prefieres para que te vea a ti. Yo no salgo para que piense que estás sola y así no te de vergüenza ni a tí ni a él. – me propone.
El Gin-Tonic esta haciendo efecto, porque de repente me oi- go a mi misma diciendo: - ¿Quieres que lo hagamos esta noche?
Me mira sorprendido por mi contestación y afirma con la cabeza levantando su Gin-Tonic para brindar conmigo. Nos lo terminamos planeando todo y nos dirigimos a la habitación.
Carlos se sienta en la computadora y entra en un chat, dán- dome insturcciones para que me de una ducha y me maquille.
Tambien me propone ponerme un salto de cama rojo transparente que tengo.
Le obedezco con una sensación de cosquilleo en el estoma- go y veo que el esta chateando y haciendolse pasar por mi.
¡Preparando el terreno!
Me doy una ducha y después de maquillarme me visto con el salto de cama sugerido por Carlos.
Es de encaje rojo, con un lazo que cierra en el frene a la al- tura de mis pechos.
La tanguita es un hilo central que me tapa apenas un trian- gulito en la parte delantera y por supuesto también es de encaje y deja entrever mi pubis depilado.
¡A Carlos le encanta depilarme personalmente!
Cuando regreso a la habitación Carlos suelta un silbido de admiración y se levanta para darme un beso apasionado bajando su mano hasta mi sexy para acariciarlo lentamente por encima de la tanguita.
Estamos así un buen rato y al separarse de mi me dice: -
¡Mira! Estoy hablando con varios chicos al mismo tiempo, y aquí hay uno que tiene especial interés en conocerte.
Carlos ha abierto una cuenta con un correo electrónico nue- vo y un Nick muy llamativo “Mulata-Preciosa”.
Leo rápidamente la conversación para ponerme al día y veo que el Nick del chico es “Penetrante”
Según Carlos, yo soy una chica soltera que esta sola en casa y en busca de un poco de conversación “hot”.
Lo último que leo, es que Penetrante me ha pedido que co- necte la cámara y yo he contestado que me dé un momento para ponerme cómoda.
Carlos me indica que comience a escribir y me deje llevar.
Se marcha a darse una ducha dejándome sola con “Penetran-
te”.
- ¡Ya estoy de vuelta! ¿Sigues ahí? – pregunto a Penetran- te.
- Aquí estoy, Reina. ¿Pones la cam? – recibo como con- testación.
Le doy al botón de la cámara y veo a un chico muy apuesto al otro lado de la pantalla.
No veo su cara, ya que en la imagen solo sale el cuello y el pecho desnudo, peludo y fuerte.
¡Me imagino una cara con rasgos varoniles!
En una pantalla mas pequeñita en la parte de debajo me veo a mi misma y aprovecho para enfocar la cámara de tal manera que solo se me vea de la nariz para abajo.
Me sonrio para adentro, porque pienso que realmente, eso será lo que a él le interesará ver.
Se puede observar mi boca, mi cuello y el salto de cama rojo transparente que deja ver claramente mis pechos desnudos debajo, mostrando la aureola y los pezones oscuros.
¡La imagen llega hasta mi ombligo!
- ¡Ponte de pie y déjame ver como eres, por favor! – se oye la voz autoritaria de “Penetrante” por el altavoz.
Es una voz profunda, casi hipnotizadora. Yo me levanto y me miro a mi misma en la pantallita.
¡Me veo muy bien!
Instintivamente comienzo a girarme para que me pueda ob- servar por detrás también.
Observo que el escribe con una sola mano y que la otra la tiene escondida debajo de la mesa.
Siento un cosquilleo cuando lo veo porque me imagino lo que esta haciendo con la otra mano.
¡Me esta gustando este tipo de exhibicionismo!
Me vuelvo a sentar y coloco la cámara un poco mas cerca.
Enfocando solo mis pechos.
- ¡Déjame verte yo a ti ahora! – intentando poner voz au- toritaria, pero mas bien se oye tímida.
Penetrante se levanta y puedo ver unos abdominales marca-
dos.
Esta en bóxer y veo por el bulto que tiene, que le ha gustado mi pequeña exhibición.
Se vuelve a sentar y comenzamos a hablar.
- Te ves muy bien. – me dice como una forma de hala- garme
- Tu también. – le contesto yo en parte por cortesía y en parte porque ciertamente me ha gustado su cuerpo atléti- co.
Me cuenta que es español, está casado y trabaja como técni- co de mantenimiento en un hotel de la costa.
Su esposa es dominicana, pero su matrimonio no funciona muy bien y el busca este tipo de diversion para desahogarse.
Yo le cuento que es mi primera vez, que nunca antes había hecho una video llamada.
Penetrante se queda un poco extrañado, pero noto que le gusta, porque sube la cámara para dejarme ver su cara.
- Déjame ver tu cara – me dice a mi.
- ¡Lo siento! Prefiero de momento seguir así. No te lo to- mes a mal. – Le contesto.
- ¡Es que quiero confirmar que la belleza de tu cara co- rresponde a la de tu cuerpo! – insiste para convencerme.
- No insistas por favor. – le digo con un tono muy amable.
- ¡Mira como me tienes! – me dice, poniéndose de pie nuevamente y apretando con sus dos manos la tela de su bóxer contra su cuerpo, dejando su pene duro y grande marcado como si no tuviera nada puesto.
Desde que Carlos y yo estamos juntos, es la primera vez que veo un pene que no sea el suyo y un corrientazo recorre mi cuer- po.
¡Me gusta y se lo hago saber!
Instintivamente me acaricio un pecho por encima del salto de cama. Tengo los pezones duros por el morbo que me esta cau- sando la situación.
Veo de reojo que Carlos ha vuelto a entrar en la habitación y me da un poco de vergüenza.
¿Qué pensara de mi?
Ha regresado totalmente desnudo y con otros dos Gin-Tonic en la mano.
Pone uno de ellos en el borde de la mesa, teniendo cuidado de no salir en la cámara y se tumba en la cama, detrás de mi, pero fuera del alcance de la cámara.
Comienza a acariciarse el pene erecto observándome senta- da y hablando con Penetrante.
Me mira a los ojos con una mano en el pene y el trago en la otra y me guiña un ojo.
¡Ya veo lo que piensa de mi!
Le doy la espalda a Carlos y sigo mi video llamada.
Penetrante esta de pie todavía y acariciando su pene por en- cima del bóxer.
Llego a ver la puntita asomando por la parte de arriba del pantaloncillo.
Estoy observando todo y pensando que se le va a salir, cuando de repente saca su pene y me lo muestra en todo su es- plendor.
Lo agarra con la mano derecha por la base, agarrando sus testículos con la izquierda y lo blande delante de mi como si fuera una espada.
- ¡Déjame verte! – me dice excitado – quiero verte yo a ti ahora.
Mi mano ha caído de mis pechos hacia mi entrepierna. Me estoy tocando y noto que la braguita es tan pequeñita que se mete por mis labios vaginales.
Me siento cada vez mas excitada. Nunca me habría imagi- nado que esto podría ser tan morboso.
Me pongo de pie y dejo que me vea.
Acariciandome los pechos, voy bajando una mano hacia mi sexo y me acaricio por ecima de la tanguita bailando sensualmente para Penetrante … y por supuesto también para Carlos.
- ¡Date la vuelta e inclínate para adelante! Déjame ver como te ves por detrás. – me dice esta vez con un tono amable y notablemente excitado.
Obedezco y dándomela vuelta me apoyo en el respaldo de la silla, mirando hacia atrás, para observar en la pantalla como me veo.
¡Me veo … muy sensual!
La tanguita casi inexistente se ha metido por mi vagina, de- jando al descubierto mi humedad y mi excitación.
Cuando miro hacia delante, veo que Carlos que esta obser- vando todo, con la cara roja de excitación y masturbándose lenta- mente.
Esto me excita aun mas y comienzo a tocarme, metiendo mi mano desde esa posición hacia atrás y echando la tanguita a un la- do.
Abro mi vagina para que Penetrando pueda verla bien.
- ¡Hmm! Que rica se ve – oigo a Penetrante – ese color rosadito de tus labios me esta poniendo a cien.
- ¿Te gusta, Papi? – pregunto a Carlos mirandole directamente a los ojos.
- ¡Si! Sigue asi que me corro. - dice Penetrante pensando que le estoy preguntando a el.
Carlos asiente en silencio.
Decido dar un paso mas y dándome la vuelta nuevamente, me pongo enfrente de la cámara y comenzando a quitarme la parte de arriba del salto de cama, me quedo solamente con la tanguita diminuta que ya casi han sido engullida por mi vagina.
Veo a Penetrante masturbándose muy desesperadamente.
Enfoco la cámara a mi braguita y comienzo lentamente a quitármela.
Cuando caen en el suelo, levanto una pierna y la pongo en- cima de la silla.
Para hacer esto, me he tenido que poner de medio lado, por lo que puedo observar a Penetrante y al mismo tiempo a Carlos que sigue tocándose, pero mucho mas lentamente que Penetrante.
Vuelvo a apoyarme en el respaldo de la silla y me agacho para adelante, levantando mi culito para la cámara y abriendo bien mis nalgas.
Quiero que Penetrante acabe ya para colgar y atender como es debido a Carlos.
¡Estoy muy excitada!
- ¡Hmmmmm! Ya Mami, ya me corro - oigo a Penetrante. Me doy la vuelta y alcanzo a verlo acabar. Veo como se co-
rre encima del teclado de la computadora.
Algunas gotas salen disparadas hacia la cámara.
Se deja caer hacia atrás en el sillón de su escritorio.
- ¡Gracias! – me dice.
- ¡De nada! – contesto yo descaradamente.
Después de una conversación cortita con el, le hago saber que me voy a dar una ducha y a acostarme a dormir.
- ¡Me ha gustado mucho! ¿Y a ti? – pregunta visiblemente preocupado por no haberme hecho llegar. - ¿Nos volveremos a ver?
- ¡Por supuesto! Me quedo con tu contacto aquí. Cualquier dia de estos nos conectamos de nuevo. – y mirando a Carlos con ojos maliciosos y una sonrisa en los labios, sigo diciendo – Quien sabe, a lo mejor la proxima vez esta mi marido y nos vemos los tres.
Nos despedimos y colgamos casi al mismo tiempo. Totalmente desnuda me dirijo hacia la cama contorneándo-
me con movimientos sensuales.
Carlos alarga su mano hacia mi.
Me tumba a su lado y comienza a besarme los labios al mismo tiempo que acaricia mis pechos.
Baja con su boca por mi cuello hasta llegar a mis pezones, que aprieta suavemente con sus labios.
Comienza a mordisquearlos primero despacio y luego cada vez mas fuerte.
Mientras me mordisquea uno me aprieta el otro con los de- dos, dejando que se escurran entre ellos.
Es un juego en el que va utilizando sus manos en el siguien- te objetivo que piensa alcanzar con su boca.
chos. gina.
Cuando su boca esta en mi boca, sus manos están en mis pe- Cuando su boca esta en mis pechos, su mano esta en mi va-
¡Ya se donde va a estar su boca en unos instantes!
¡Me encanta como me hace sexo oral! Dedica todo su tiem- po a ello.
Cuando nota que voy a explotar, cambia y me deja caer otra vez de la altura a la que me ha llevado.
¡Aunque esto a veces me desespera!
- ¡Por favor, Papi! No me lo cambies – le suplico.
Aún me lo cambia dos o tres veces mas, hasta que al final lo coienza a hacer de forma regular e insistente sin cambiarlo, sin va- riar ni un apice la forma de frotar su lengua contra mi clítoris.
¡Exploto de placer!
Lo agarro con las manos por la cabeza y lo aprieto fuerte- mente contra mi sexo. Me retuerzo de placer.
Muevo mi cadera, convulsionándome y dando brinquitos en la cama.
¡Me quedo exhausta!
El sigue pasándome la lengua y esto me dan pequeños co- rrientazos de placer.
Me doy la vuelta poniéndome de espaldas porque no puedo aguantar esas cosquillas en mi vagina.
Pero lejos de parar, baja su lengua para besármela por la zo- na que hay entre la vagina y el ano.
Yo levanto mi culito instintivamente, para facilitarle la la-
bor.
Besa la entrada de mi ano, llegando a meter la puntita de le lengua dentro. De repente noto como se coloca por detrás de mi y comienza a frotar su pene desde mi ano hasta mi vagina y desde allí otra vez hasta mi ano.
Esta así un buen rato excitándome cada vez mas hasta que apoyando su pene contra mi vagina, comienza a penetrarme len- tamente.
A estas alturas los corrientazos han quedado olvidados y le- vanto bien mi culito para facilitarle la penetración.
Apoyo las rodillas en la cama y dejo mi cabeza en el col- chón, con mis brazos a lo largo del cuerpo hacia atrás.
Noto como con un empujón entra todo su pene.
Doy un gritito de placer y el comienza a entrar y salir de mi, cada vez mas fuerte, cada vez mas rápido.
Agarra mis manos desde atras y sigue bombeando fuerte.
¡Levantame ese culito Mami! – me ordena.
Yo lo levanto y siento como su pene entra mas profunda- mente dentro de mi.
¡Estoy a punto de correrme!
- Mas duro Papi – le suplico - … asi Papi me da más duro.
¡Y mi Papi, me da muy duro!
Me gusta, me excita, me vuelve loca, hasta que al final grito de placer: - ¡Me vengo, Papi, ¡me vengo!
Asi lo hace el también, descargando todo su amor dentro de
mi.
Nos quedamos tumbados en la cama. Totalmente sudados y agotados.