Masaje de pies

Pies

Me encanta masajearme los pies en la talla 38. Pies pequeñitos, casi siempre con las uñas pintadas de rojo.

Si fueras mi masajista, primero te quitarías los calcetines que estás olisqueando. También olfatearías todos mis pies. Poco a poco, desde los dedos hasta los pies, besarías mi parte superior y acariciarías ambos talones.

Primero me calentarías los pies con las manos, porque aunque ya hace bastante calor, mis pies siempre están fríos. Empezarías a chuparme un dedo a la vez. El dedo gordo y el meñique son los más intensos. En la nuca siento como si me besaran en la nuca.

Coges aceite de coco y lo frotas desde el talón hasta el dedo gordo por ambos lados, un dedo cada vez. Con las dos manos, el dedo recorriendo todo el pie y el índice en el empeine.Luego empezarías a masajear el pie. Frotarías la mitad del pie con la palma de la mano en forma circular, en ambos pies.

Podía sentir cómo mi estómago empezaba a digerir, cómo todo mi cuerpo se relajaba y encontraba la relajación.Piel de gallina por todo mi cuerpo.

Pasabas una mano por mi muslo y masajeabas toda mi pierna con la otra.Chupabas y chupabas cada dedo, uno a uno, no te cansabas de lo excitante que era y su sabor a aceite de coco.

Si te tocaba sutilmente los pantalones con el pie, tu polla se ponía muy dura y dura. Mi coño también se mojaría, pero tú no lo sabrías.

Pasaría el pie que no masajeabas por tus pantalones hasta que no pudieras más y lo sacaras de tus pantalones.Te quitaría el otro pie de las manos y pondría mis piernas alrededor de tu pene. Todavía estaría más caliente que mis piernas, así que te daría un poco de frío.

Empezaría a recorrer con mis pies la longitud de tu pene, acariciando tu glande con los dedos. Me miras un momento, observando lo bien que lo hago, la forma en que mis pies se deslizan, tan graciosamente, arriba y abajo.

Entonces echabas la cabeza hacia atrás y disfrutabas de la sensación.

No pasaría mucho tiempo antes de que tu polla empezara a latir y a chorrear como una fuente.Rociarías semen por toda la parte superior de mis piernas. Yo continuaba y esparcía las gotas que te quedaban en la punta de la polla por tus miembros y tus piernas desde abajo. Después del masaje, me moría de ganas de que te fueras para poder jugar con mi coño, que ya goteaba y palpitaba de calentura por el masaje....

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