la venta I
Siempre me consideré una mujer adelantada a mi tiempo, liberal, moderna...Llevo muchos años trabajando en fusiones y ventas, y me trabajo me obliga a viajar mucho. Eso conlleva no haber tenido hijos, que me da mucha libertad, y pasar mucho tiempo fuera de casa, lo que hace que eche de menos a mi marido, tampoco quiere decir que sea una monja, porque una tiene mucho estrés y muchas necesidades, pero aún así cuando llego a casa salto como una tigresa sobre él y procuro cobrarme mis atrasos.
Hace unos meses vivimos en Hamburgo una de los negocios más intensos y complicados. Nos os aburriré con los detalles, pero si que debo de aclarar que a parte de generarme unos importantes réditos y un ascenso, me abrió la puerta a conocer mejor a mi Jefa. Greta. Esta hija de puta lleva en el sector, casi 40 años, y conoce los entresijos de estos negocios más aún de lo que los ejecutivos la conocen y respetan a ella.
Llevábamos dos días de negociación sin avanzar nada, y el Sr Gröbner estaba enrocado en un No rotundo, ante la expectación de sus tres consejeros delegados y su abogado, el Sr. Erler. Ante el atasco mi jefa hizo alarde de lo que pareció un golpe de ingenio. Se levantó y dijo: "Señores creo que en este punto muerto debemos de tomarnos un par de días o tres para relajarnos, reflexionar e intentar volver con unas expectativas más abiertas. Denme dos minutos." Salió de la sala de reuniones y a la vuelta concretó que teníamos una reserva para cenar a las 7 en Jellyfich. Dimos por terminada la sesión y se emplazó para el jueves, tres días después. Camino del Hotel no dejó de trastear con el teléfono, yo no sabía ni que decir, y Greta es una mujer que impone mucho en los silencios, así que me hice la muda hasta el hotel. Entramos en el recibidor a las 12, y lo único que dijo fue: "no te entretengas mucho que tenemos trabajo. Te aviso luego". Entré en la suite y me desplomé en la cama. Pedí que me trajeran algo ligero para almorzar, y con mucho pesar me dispuse a darme una ducha. Me despojé de la chaqueta y el pantalón y en bragas y sujetador me quedé absorta mirando la ciudad. Estaba agarrada a la cortina a media altura y empezé a fantasear con la posibilidad de que algún habitante del edificio más próximo(unos 100 metros) estuviera mirando la escena. Quizás los 5 dias de ausencia marital, quizás el estrés de las negociaciones, mezclado con la fantasía, me encontré con la mano dentro de mis braguitas notando un calor húmedo que envolvía mis dedos. Usé el índice y el anular para separar los labios de mi coño y el el pulgar y el medio comencé a masajear el clítoris como si fuera una canica engrasada. Cuando la canica se convirtió en una goma de un lapicero dejé que el dedo medio tomara la velocidad adecuada para hacerme estallar -literalmente- de placer. Dejé mis bragas en el suelo asediadas por un charquito de placer y más contenta que un niño me fui a tomar una ducha. Antes de abrir el grifo tocaron a la puerta. Me puse el albornoz y abrí. Era Greta. "Aún así? no te dije que te dieras prisa? No pensarás que has venido de vacaciones!? Tenemos mucho que organizar".
-Voy, voy, dos minutos y vuelvo -no atiné a decir más en lo que enfilaba al baño-
-Espero que no te entretengas más en pajearte, te necesito entera.
Al volverme, fruto de la espectación dirigía su mirada a la ventana en la que mis bragas nadaban en mi denunciante humedad.
Apenas cerré el grifo y sin llamar entró en el baño. Yo no me asusto por la desnudez ni me siento desbordada por el pudor, pero la verdad es que mi jefa me intimida mucho. Se apoyó en la puerta y me hizo un scanner total. Con un gesto -el dedo índice hacia mi, y tres movimientos descendentes del mismo, comprendí que quería que dejara caer la toalla, y levantando el dedo y haciéndolo rotar adivine que me ordenaba que girara.
-Joder, cuantos tienes, 40, 45? todo eso es tuyo o ya has pasado por el mago? Buenas tetas, culito redondito...tu marido o es idiota o tiene que estar muy contento.
No pude responder, no me dejó ni hablar. Me tomo de la mano me llevó al armario y comenzó a buscar entre mi ropa mientras me ponía al tanto de la situación. La muy hija de puta no había llamado al restaurante (difícil encontrar mesa de ahora para ya) esto estaba planeado de un mes antes de plantear la fusión. Salió para avisar a sus espías particulares y solicitar los informes que ya había encargado. LLevada 4 meses siguiendo y estudiando a los consejeros, al abogado y al señor Gröbner. Sabía donde comían, que les gustaba, cuando se habían apostado, como negociaban y todos sus pecados.
- Esto - me tiró una falda corta con abertura que cogí para salir en los días de descanso, pero no para una cena de trabajo- . No tienes nada transparente para el cuerpo??? Ummm, porque sé que eres buena, si no... no entendería como has llegado hasta aquí con tanta candidez. - Comenzó a escribir en el movil, y me ordenó que fuera a maquillarme, siguiendo sus escrupulosas indicaciones. Por supuesto, me percaté de que no había elegido nada interior.
- Bien querida, hoy vamos a follar. No te sorprendas, se que frecuentas locales de jugosa reputación, sola y con tu marido. Hoy será igual, pero para sembrar una jugosa cantidad. Después de cenar, karaoke, privado, como los japos. Alli tienes que intentar seducir...no bueno piensa que tienes que follarte a Weber y si puedes a Schad mejor, pero a este le gusta más mirar y sobre todo la cocaina. Al picapleitos de Erler le gustan como yo maduras, y al Señorito le van las niñas y sobre todo los azotes y lo oscuro. Ya está todo en marcha. ...Y tocaron la puerta con un paquete para mi....una blusa de blonda negra. La desenvolvió, y me la probó. Clavada. "Ops! imagino que tendrás medias o también tengo que mandar a Fred a comprarlas?". Fred no había abandonado la suite, por lo que mi cuerpo desnudo abrumaba su visión, obligado a bajar la vista. Señale un cajón. Y lejos de ir Greta a revolver entre mi ropa íntima, fue Fred. No se porqué, cuando metí la mano en el cajón mis pezones se pusieron duros como diamantes. Miré a mi jefa. "no querrás que lo haga yo todo cariño" fue su respuesta. Fred me tomó de las mano, me sentó en la cama y para y estupefacción, se arrodillo y empezó a ponerme las medias. Fred no levantaba la vista del suelo. Greta se acercó a él y le dió un sonoro azote. "seguro que la estás oliendo y tienes la polla gorda ya"." Ahí donde le ves, es un buen mandado, un buen asistente, ordenado, educado, discreto.... pero le pierden las mujeres, aunque nunca diga nada." Cuando terminó de ponerme las medias e intentó levantarse Greta le tomo por la cabeza y se la hundió en mi entrepierna, que por supuesto olía... y tanto que olía, porque hasta a mi la situación me estaba excitando sobremanera. Greta me tumbó sobre la cama y dejó expuesto mi coño al asistente. "Vamos, enséñale a la señorita como te pajeas. Seguro que no es la primera vez que lo haces mirándola. Si cielo, si, también es un buen informante". Fred se masturbaba mientras pasaba su lengua por mi coño. Yo estaba quieta por excitación y también por estupor. Greta se quitó en pantalón, pensé que haría que la follara, pero no. Se sentó en mi cara. No tuvo que verbalizar la orden. Para ser una mujer de 60 aun mojaba bien, pero no se quiso correr. Es más, cuando vio que me iba a correr yo dijo: "YA!" y Fred abandonó sus labores y desapareció. Yo jadeaba impotente, sin atreverme tan siquiera a terminar yo sola. En lo que se vestía me repuse, y el lo que se lavaba y retocaba un poco yo terminé de vestirme y maquillarme.
Cenamos y mis pezones eran la atracción del local. Mi jefa llevaba un mil rayas de tres piezas. La chaqueta en la silla y debajo del chaleco -que por el tamaño de las tetas solo podía ser a medida- nada... nada de nada, con lo cual los botones ardían por desprenderse de la tela y golpear a los mirones. Bebimos, más de lo que se comió. Los chistes verdes, que en inglés no tienen tanta gracia, comenzaron a aflorar como preludio del bienestar y desinhibición etílica.
Comencé mi cometido: acercamientos, toqueteos, coqueteos. Weber, borracho se estaba poniendo muy caliente. Schad, más callado, creo que también. Weber se disculpó para ir al baño y hacer espacio a más vino. Greta me miró fulminando mi rostro con un ojos/rifle. Unos instantes después yo también hice lo propio. Entré en el aseo de caballeros, mientras Weber se lavaba las manos. "Uy... perdón -dije haciéndome la borrachita- creo que eres un chico muy malo metiéndote en los baños de las señoritas....Pero si lo que quieres es ver tanguita hoy no va a ser". El panoli reía mientras intentaba explicarme que era el baño de hombres, pero no quitó la vista de mi mientras abría las piernas y mi pis retumbaba en el retrete... "papel, por favor?" , le dije mientras miraba mis manos apoyadas las paredes laterales. Educadamente tomó papel, lo puso sobre mi coño que goteaba las últimas perlas y se deleitó dando toquecitos en mi rajita intentando secarla. Yo como una buena perra eché la cabeza para atrás, el pubis adelante y gemí. Weber tomó más papel y repitió la operación. "Lo mismo lo necesito más limpio" susurré. La puerta de fuera se abrió y con mi pierna cerré la de mi cabina. pero sus zapatones se veían perfectamente desde fuera....No le dejé terminar. "Ops, lo mismo nos echan de menos.... pero me lo debe".
Y el desenlace lo leerás en la segunda parte.
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