Húmeda y sensual
El sudor se deslizaba por su espalda, dibujando ríos invisibles que terminaban en la curva de su cintura
Su respiración era entrecortada, como un pequeño motor a punto de recalentarse
Sus ojos, oscuros como el café, estaban fijos en el punto donde la luz del sol se filtraba a través de las cortinas, creando un halo dorado en la habitación.
Su cuerpo, joven y ágil, se contoneaba con cada movimiento
La camiseta blanca se adhería a sus pechos, delineando los suaves montículos que se movían al ritmo de su respiración
Pero era su ropa interior lo que más la inquietaba
La tela, fina y húmeda, se pegaba a sus muslos, acentuando la curva de sus caderas.
Sentía una sensación extraña, una mezcla de excitación y nerviosismo
Su cuerpo respondía a estímulos que desconocía, y cada vez se sentía más ansiosa
Quería tocarse, explorar esa humedad que la invadía, pero al mismo tiempo sentía miedo