Castígame

Aún te recuerdo arrodillado ante mi, suplicándome que no te dejara, esperando que te hiciese caso, humillándote para ver si conseguías así excitarme y al final, conseguiste que metiera mi rudo tacón en tu boca llorona.

Entre lágrimas y quejidos me ponías ya nerviosa, tuve que cogerte del pelo y obligarte a olerme el coño y frotarte fuerte entre mis piernas, empezaba a excitarme con tu penosa posición, te abofetee en la cara para hacerte entrar en razón y no paraba de mojarme al notar el ardor en la palma de mi mano.

Mientras te ahogaba entre mis piernas, cogí ese enorme rabo, tan duro como grande y apartando mis bragas, me empezé a meter la puntita, la verdad es que eres el esclavo mejor dotado que tengo ....

Denunciar relato